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La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, se ha reunido con distintos representantes del Banco Mundial y con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), durante su visita oficial a Estados Unidos, para presentarles el informe de resultados y recomendaciones de los 34 itinerarios piloto del Laboratorio de Políticas de Inclusión vinculado al Ingreso Mínimo Vital, financiado con 212 millones de euros del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Tras la buena acogida de la Comisión Europea el pasado lunes –el comisario Nicolas Schmit trasladó a la ministra su intención de estudiar nuevas vías de financiación para dar continuidad al Policy Lab- las instituciones financieras internacionales en Washington DC y la ONU han corroborado también su interés por esta iniciativa pionera a nivel internacional.
Entre otras políticas que han sido puestas como ejemplo por el Banco Mundial, como los programas de migración circular, las experiencias de este Laboratorio han animado a la institución con sede en Washington a pedir a España que se adhiera al Proyecto de Capital Humano, un esfuerzo global por enfocar mejor las políticas orientadas a reducir la pobreza y la desigualdad. “Los resultados que hoy traéis es lo que nuestros oídos necesitaban escuchar, un ejemplo de colaboración y acompañamiento a la gente más vulnerable para no limitarse a darles una ayuda”, ha dicho Mamta Murthi, la vicepresidenta del Banco Mundial en temas de Desarrollo Humano, quien ha protagonizado la firma junto a la ministra Saiz en EEUU.
Hasta ahora, ninguna administración pública había puesto en marcha 34 proyectos al mismo tiempo con la metodología de ensayos aleatorizados, que consisten en implementar una medida en un grupo de personas -en este caso, perceptoras del IMV, rentas mínimas o en situación de exclusión social- seleccionadas de manera aleatoria y comparar los resultados respecto a un grupo de control que no recibe la medida. Esta técnica nos ha permitido averiguar el efecto causal de cada medida y de cada itinerario en el bienestar de la población más vulnerable.
Esta metodología se emplea con frecuencia en el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo en la evaluación de sus programas.
